ERRORES QUE TE IMPIDEN SER CONSTANTE
¿ Por qué no logro establecer un hábito o rutina y cumplir con ello?
Si sé que quiero llegar a este objetivo, ¿por qué no encuentro la motivación para seguir intentándolo?
Cuando nos preguntamos qué nos hace sentirnos menos motivados o retrasar la consecución de nuestros objetivos y metas, casualmente la respuesta suele ser la falta de constancia.
Hay ocasiones que empezamos algo con mucho interés y ganas, pero de pronto… dejamos de hacerlo.
Ya sabemos que no hay recompensa sin esfuerzo, y que los mayores logros son como la imagen de un iceberg: solo vemos la superficie, pero la constancia también está ahí, por debajo del mar, aunque no podamos verla a simple vista.
¿ERES CONSTANTE EN TU DÍA A DÍA? TE DECIMOS POR QUÉ A VECES NO.
Lo primero y más importante es tener muy claro que la falta de constancia no es algo que vaya en nuestra personalidad; es decir, no dejamos de hacer las cosas o de intentarlas porque “yo es que soy así”. Eso es una creencia limitante y una de las mayores excusas que podemos ponernos a nosotros mismos.
Teniendo claro esto, lo siguiente que debemos tener muy presente es que la constancia es la consecuencia de algo; es decir, la falta de constancia es la consecuencia de lo que te dices a ti mism@: “no voy a lograr terminar esto”, “es imposible que yo sea capaz de esto”, y un largo etcétera.
¿Qué es lo primero que debemos hacer? Identificar qué nos lleva a pensar eso que nos decimos, para cambiar el resultado (la falta de constancia).